viernes, 4 de noviembre de 2016

Muerte estúpida


Ante la muerte de una niña de 12 años por hacer botellón, surgen preguntas punzantes, hirientes: ¿qué hacían sus padres en el momento en que su hija se intoxicaba mortalmente? ¿cómo son sus padres? ¿fueron engañados por su hija y creían que hacía otra cosa? ¿qué sociedad es aquella que hace que niños de esa edad sientan más interés por beber alcohol que por leer un libro de Los cinco, o que sus padres, al menos, no les inciten a esa lectura? Morir joven siempre es estúpido,  especialmente si es por un accidente evitable, pero esto es un asesinato que no tendrá condena. Otro crimen impune.

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