jueves, 29 de septiembre de 2016

Negro panorama


No deja de ser curioso que con un presidente negro al mando del Air Force One hayan vuelto aquellos disturbios raciales de otros tiempos. Claro que también parece haber unanimidad en que Obama es el peor presidente de la historia americana. Estamos ante una cuestión de estadística  pura y dura. Los negros delinquen más que los blancos y más que otras minorías raciales que allí se asentaron, luego es más normal que sean ellos los que más enfrentamientos tengan con la policía. A partir de ahí, si el negro va armado o el policía, que puede ser otro negro, es de gatillo fácil, el drama está servido. Enterrado el muerto, empiezan los disturbios, generalmente promovidos por blancos con mala conciencia, que casi siempre son gentes con buena posición social y económica, lo contrario que los negros. Y así seguiremos. Al final, el sueño de King solo lo ha alcanzado Obama.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Tattoo you


Pese a no lucir ninguno, pues no daba el perfil, siempre fui un amante de los tatuajes, y lo fui hasta que estas pequeñas obras de arte fueron pasto de marujas, niñatos y necios con ganas de figurar. Recuerdo que antaño eran tipos de mal vivir, o al menos de vida azarosa, los que se marcaban la piel de por vida con más o menos arte: presidiarios, legionarios, marineros, rockeros…Era fascinante, por ejemplo, ver aquel grupo de legionarios en cuartel donde me tocó hacer la mili. Verlos en tareas de captación de voluntarios con sus brazos y pecho tatuados. O los marineros extranjeros cuyos barcos atracaban en el puerto.

Un día aciago, el arte en cuestión comenzó a popularizarse con efectos devastadores, y ya daba igual que el tatuaje cubriese la piel de una adolescente de buena figura que una maruja con obscenos michelines, que lo luciese un imberbe de tribu urbana que un empleado de banca, o multimillonarios futbolistas, todo valía y todo se admiraba y aplaudía, así que el efecto dominó era inevitable. Proliferaron los estudios de tatuajes contraviniendo las leyes más elementales de la oferta y la demanda, lo que provocaba su cierre a los cuatro días, pero la epidemia ya era imparable. Hoy, el tatuaje es algo vulgar, espantoso y popular. Y es casi indeleble. Por lo que ahí queda su impúdica exhibición.

martes, 20 de septiembre de 2016

La vida era esto


Crecer, cumplir años, tener hijos, no plantar un árbol ni escribir un libro, perder amigos, ganar conocidos, contraer deudas, hipotecarse para toda esta vida y otra si la hubiese, perder derechos de manera voluntaria, suscribir seguros de vida que solo cobrarán tus deudos, comer más y beber menos, perder pelo y peinar canas, dormir poco y soñar mucho, sestear lo justo, medrar lo máximo, ir al médico con prevención, salir del médico con sensación de empate, jugar a la lotería aspirando a menos, echar la vista atrás y recibir un gancho, mirar hacia delante y encogerse de hombros, casi siempre mirar y no ver, y ver para creer, creer en poco y mojarse menos, prisas muchas y a veces para nada, abonarse a la indiferencia por devoción y obligación, saber que las cuatro estaciones son una y pico, y finalmente,  ser un descreído y sorprenderse, ingenuo, ante la evidencia de que la vida era esto.

sábado, 17 de septiembre de 2016

El rubor


El chico de la farmacia acudió raudo a la despensa para despachar la receta que le había sido mostrada. Pero no era fácil de encontrar, pues Cialis no era un analgésico o un antiinflamatorio que se vendiese a porrillo, y cada empleado lo ponía, a modo de escondite, donde más le apetecía. El cliente se impacientaba, por lo que ya no era un paciente sino todo lo contrario. Cuando el dependiente llegó con la cajita, el hombre dijo, con la cara enrojecida, que aquello no era para él, que era para su padre. Ante esa excusa no solicitada, otro empleado de la farmacia que contemplaba la escena no pudo menos que sonreír y decir al cliente que el enrojecimiento facial aparecía después de tomar esa medicación, nunca antes.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Of course


Descubro sorprendido, aturdido, que la presidenta de Madrid quiere que la City londinense se establezca en Madrid, así, porque ella lo vale y porque en Gran Bretaña andan apestados tras lo del Brexit. Para ese cometido, la presidenta ha fichado a un brillante economista con un dominio del inglés que no se ve mucho por el Madrid de los Austrias. Hacia allí partirá el hombre, si no vive ya, con sus buenos honorarios y tan alta misión. No sé cómo saldrá el invento, tampoco me importa porque seguiré igual de pobre, pero debo reconocer que por una vez esta mujer transversal ha tenido una buena idea. Olvidada felizmente la estupidez de las Olimpiadas, mejor estas cosas, por disparatadas que sean, que no patrocinar el aquelarre del orgullo gay, por ejemplo, para hacerse perdonar ser de derechas. O liberal. O de centro. O socialdemócrata. Da igual, of course.

lunes, 12 de septiembre de 2016

Reservado


Hace tiempo que sostengo que padecemos una inflación de derechos, especialmente sangrante en el caso de algunas minorías ya no tan minoritarias que aprovechan el pozo sin fondo de la discriminación positiva para campar a sus anchas.

No discutiré el tema espinoso de la reserva de plazas en favor de minusválidos, sea en lo público o en lo privado, cuyos beneficiarios, en no pocas ocasiones, son los familiares de aquellos que padecen la minusvalía. Sólo contaré una anécdota reciente. Una amiga, con trato de favor en un aparcamiento privado pero que no tiene todavía la tarjeta que le otorga ese pequeño privilegio, que deja su coche en una plaza de minusválido por despiste, aunque esa noche había plazas de sobra. A la mañana siguiente encuentra una nota manuscrita en su parabrisas que le aconseja que no vuelva a hacerlo, pues en ese caso sus neumáticos correrían serio peligro.

Ante la nota, y entre risas, me dice mi amiga que hay cámaras y que se podría ver quién ha proferido una amenaza tan clara, y con tanta chulería y mala leche. Le aconsejo que se olvide, pues creo que para el sistema que nos rige es más grave y reprochable su ocupación de la plaza reservada que la amenaza recibida. Huyamos, le digo tirando de su brazo.

viernes, 9 de septiembre de 2016

El mal comer


Si ya es lamentable tener que comer fuera de casa cuando realmente no apetece sino que es una exigencia del guión, si además se hace cuando ya es un poco tarde y el menú tampoco es nada del otro mundo y el plato que más apetecía ha sido ventilado por los que llegaron antes que tú, el remate se produce cuando en el comedor, y una vez iniciado el yantar, un camarero de otras latitudes enciende la televisión y pone a todo volumen los 40 Principales, sección latina. ¿Tomará café el señor? Tomaré por culo. 

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Negocios de papel


Mucho se habla de la cuesta de enero pero también existe la de septiembre. Para los que tienen hijos en edad escolar es un mes nefasto, principalmente por el desembolso en libros, un negocio fantástico para unos cuantos que no desaparece de ninguna de las maneras, ni aunque se dispare el número de incendios forestales. Hay papel de sobra y gobiernos que amparen el saqueo. ¿Y las nuevas tecnologías? Depende, pero para esta cuestión no existen. Dejando al margen otras consideraciones, es curioso que escolares que llevan un ordenador portátil a clase deban seguir cargando una montaña de libros embutida en una cartera que echan sobre sus lomos. Tanta, delirante protección de la infancia y no hay político que finiquite el negocio del papel, ni siquiera con la excusa de cuidar las espaldas de los escolares. ¿Y el defensor del menor? Otro político. De libro.

martes, 6 de septiembre de 2016

Otoño


Siempre tuvo el final del verano un aire melancólico y una sensación de orfandad, pero con la primera juventud todo ese pequeño desastre quedaba mitigado por el inicio de la cuenta atrás para el verano siguiente. Superada una cierta edad y cuando el tiempo vuela con saña, ya no queda ese consuelo, quizá porque se tiene la certeza de que ya bastantes cosas no están por delante, otras ya están vistas y cada vez son más los imponderables a valorar de cara a un próximo estío. Llega el otoño, se va imponiendo un ocaso en el que no es fácil encontrar más acomodo que el de la nostalgia. Ley de vida, aseguran los más conformistas. Lo será, pero ley injusta, como tantas.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Un lunes

¿Es malo levantarse con el pie izquierdo? Depende, pero es algo que siempre se afirma de manera ventajista, una vez algún pequeño desastre se ha consumado a lo largo del día, porque en realidad, ¿quién mira qué pie apoya primero al salir de la cama? La verdad es que lo del pie izquierdo es una sensación que se percibe al echar a andar: es lunes, hace bochorno, se acaban las vacaciones y todo el mundo espera lo mejor de ti. Hay está el problema. Que casi nadie asume tu talante, o a la falta de él, que tu desencanto parece impostado, por lo que todos esperan un gesto bonito, da igual que sea vacío, o falso. Además, todo el mundo odia los lunes y eso lo explica todo. Y seguimos sin gobierno, te dice el tonto de turno que te sirve el primer café del día. Explícale que eso es lo único bueno, no tener gobierno, y tendrás que explicarle muchas más cosas, demasiadas para su aspecto de lerdo y su lógica falta de comprensión. Y encima es lunes, le recuerdas mientras pagas por ese café malo más de lo que cuesta un boleto de lotería. Pero tampoco es tu día de suerte.