Hoy los estudiantes se
manifiestan, básicamente, para ser aprobados por la cara, y lo más normal es
que consigan su propósito, dado el poco espíritu del gobierno en funciones para mantener lo previamente aprobado, gobierno que
será el mismo gobierno para una buena temporada si el sábado no hay un
cataclismo. Es normal: liquidada la cultura del esfuerzo y sacrificio heredada
de nuestros padres, para nuestros hijos impera la cultura del regalo. Es el
Estado, gigantesco y generoso, el que todo lo regala. Se aprueba porque sí y no
se suspende para no hacer caer a nadie en la exclusión social. Repetir curso es
un estigma, todos adelante, el que venga detrás que arree, máxima irrefutable y
nacional que rige la vida política y que la juventud adora. Más adelante ya
vendrá la vida con su auténtica reválida, pero ahora somos jóvenes. Demasiado.
miércoles, 26 de octubre de 2016
lunes, 24 de octubre de 2016
Brisa de otoño
Cada vez que camino por el paseo
frente a la playa tengo la misma sensación, la de un tiempo que se ha ido,
evaporado, y del que ya solo quedan pequeños restos que danzan en la brisa.
Cierto es que un atardecer otoñal no invita precisamente a pensar que todo está
por delante, pero la memoria es implacable, aliada de la melancolía, y un adolescente en bicicleta que
casi te atropella te recuerda que no hace tanto eras tú el que ocupaba su lugar
sobre las dos ruedas en ese mismo entorno. En realidad ,hace mucho de eso, más
de tres décadas, pero esa misma memoria, tan eficaz, te dice que fue ayer. Todo
ha pasado como un suspiro y eso mismo, un suspiro, es lo que profieres mientras
aceleras el paso y te alejas de allí.
miércoles, 19 de octubre de 2016
La vejez
Era algo de lo más lógico y
normal que en el sistema corrupto que disfrutamos un día se acabase el dinero
para las pensiones. Bueno, en realidad dicen que se va a acabar un fondo de
reserva que había y que han ido dilapidando poco a poco. Pero el trilero siempre
tiene soluciones con sus cubiletes, así que ante el temor generalizado nos dice que ya se irán
pagando las pensiones como sea, que siempre será vía impuestos. Pero eso tiene
un límite, porque si dejas a la gente sin dinero antes de cobrar la nómina la
demanda se contrae y todo se va al garete, y todos, tanto los activos como los
jubilados, caminarán juntos por la senda de la indigencia.
Por eso lo mejor sería ir
enderezando el rumbo, y como aquí la gente no va a tener hijos porque no se
subvenciona directamente, habrá que ir pensando en establecer otro sistema
alternativo a este que ha quebrado, si no se quiere trabajar hasta los ochenta
años. Será difícil, ya que un sistema público de reparto es un
arma importante en manos de los gobernantes, pero el primero que tenga que
recortar pensiones ya reconocidas será corrido a gorrazos. No por los viejos,
que no tendrán fuerzas, sino por los hijos, que deberán mantener a los padres
sin saber si podrán mantenerse antes a ellos mismos. Otra opción es no llegar a
viejo, que para lo que hay que ver no es algo desdeñable. Veremos, pero
tengamos presente que estamos en manos del perro del hortelano. Complicado.
lunes, 17 de octubre de 2016
Calle misantropía
En
su Calle Melancolía, Joaquín Sabina decía que…el barrio donde habito no es
ninguna pradera, desolado paisaje de antenas y de cables. Cada vez que transito por mi ciudad me acuerdo de
esa canción, y no por los cales y antenas, que los hay pero no molestan, sino
por los carriles bici, los siempre simpáticos ciclistas y esos tipos que llaman
runners, todos juntos corriendo,
empujando y molestando en general. Y como su terrible invasión es cada vez
mayor, uno pasa de la melancolía a la depresión sin solución de continuidad, y
de ahí al asco más grande que siempre desemboca en la misantropía. Desde aquí
reivindico, somos una minoría silenciosa, un carril misántropos. Qué menos.
jueves, 13 de octubre de 2016
La transformación
El restaurante podría, y debería,
haber sido otra cosa: un buen entorno, la playa cerca, facilidades para aparcar…Pero
el dueño se había emperrado en convertir aquello en un sitio infecto al que
ya solo acudían las cucarachas, unos insectos hermosos, lustrosos, unos bichos
que se movían con plena soltura entre las mesas y las sillas, la barra y la
cocina. Poco a poco, los escasos humanos que por allí se acercaban acabaron
huyendo despavoridos en busca de una competencia más higiénica. Un buen día, un
lugareño y antiguo cliente puedo apreciar que de buena mañana salían del interior del restaurante
unos hombres hermosos, lustrosos, por lo que solo pudo aventurar una conclusión que intuía irrefutable:
como en aquella obra maestra de Kafka, pero a la inversa, los insectos mutaron
en humanos, en unos improvisados Gregorios Samsa. Toda una metamorfosis. ¿O
mejor transformación?
sábado, 8 de octubre de 2016
El infierno, o algo parecido
Confesaré que una vez entré en un
gimnasio, aunque en realidad no pasé de la recepción, lo que si bien no me
exime de culpa en mi lamentable proceder si al menos atenúa un poco el castigo
que merezco. Andaba con algo de sobrepeso y creí que era mejor un gimnasio que
ponerse a practicar un deporte de equipo para el que tampoco tenía compañeros,
así que me dispuse a entrar en uno de esos templos de la estulticia a los que
casi todo el mundo se apunta-matrícula gratis-pero casi nadie va. Fue imposible: ya en la
recepción el olor a humanidad sudada era insoportable, mientras por allí
merodeaban tipos cebados como pavos en Navidad y con muchos tatuajes que
hablaban como solo los quinquis saben hacer. La recepcionista, una choni con
pinta de adicta a Tele5, me preguntó qué quería. Adelgazar, le dije, pero veo
que aquí todos están a punto de reventar. Salí con paso veloz buscando el
reparador aire putrefacto de la contaminación automovilística.
jueves, 6 de octubre de 2016
La memoria, una imagen.
Dicen que la memoria es selectiva,
especialmente cuando se van cumpliendo años; de esta forma, aunque en este caso no hay
una selección voluntaria sino impuesta por la edad, se olvida uno de lo que
hizo tres días atrás pero recuerda perfectamente y hasta el último detalle aquella
juerga con amigos hace treinta año. Así, no se olvidan fácilmente pequeñas
afrentas de mucho tiempo, todo por un quítame allá esas pajas, como se recuerda toda
la vida aquella imagen especialmente grata, impactante, como aquella mujer que sentada en el vagón de metro te mostró un pequeño
tesoro. No se olvida el día, el año, la hora, el trayecto, su rostro, y todo
concentrado en una imagen. Un tesoro. La memoria.
lunes, 3 de octubre de 2016
Su venganza
Ahora que se acerca ese día de la
Hispanidad que nos recuerda que hubo un tiempo en que España dominó el mundo,
para mayor gloria de su aristocracia, es cuando más dolorosa resulta contemplar
la herencia que nos supuso el descubrimiento de ese espacio. Perdido todo
aquello, nos queda un legado que bien podemos definir como venganza, tal vez
por aquellos atropellos cometidos contra los indígenas. Ahí están por
nuestras calles esas bandas latinas, siempre son una banda porque van siempre en
pelotón, que circulan con la música del móvil-celular lo llaman ellos-a toda
pastilla. Pero sin duda lo peor de esa
herencia es la estética, con sus gorras de béisbol vueltas del revés y unos
pantalones caídos de manera obscena. Y esos gestos con los dedos de las manos. Para rematar, la Gozadera. Lo dicho, su
venganza. Ay, Pilar qué día el tuyo.
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