Hoy los estudiantes se
manifiestan, básicamente, para ser aprobados por la cara, y lo más normal es
que consigan su propósito, dado el poco espíritu del gobierno en funciones para mantener lo previamente aprobado, gobierno que
será el mismo gobierno para una buena temporada si el sábado no hay un
cataclismo. Es normal: liquidada la cultura del esfuerzo y sacrificio heredada
de nuestros padres, para nuestros hijos impera la cultura del regalo. Es el
Estado, gigantesco y generoso, el que todo lo regala. Se aprueba porque sí y no
se suspende para no hacer caer a nadie en la exclusión social. Repetir curso es
un estigma, todos adelante, el que venga detrás que arree, máxima irrefutable y
nacional que rige la vida política y que la juventud adora. Más adelante ya
vendrá la vida con su auténtica reválida, pero ahora somos jóvenes. Demasiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario