En
su Calle Melancolía, Joaquín Sabina decía que…el barrio donde habito no es
ninguna pradera, desolado paisaje de antenas y de cables. Cada vez que transito por mi ciudad me acuerdo de
esa canción, y no por los cales y antenas, que los hay pero no molestan, sino
por los carriles bici, los siempre simpáticos ciclistas y esos tipos que llaman
runners, todos juntos corriendo,
empujando y molestando en general. Y como su terrible invasión es cada vez
mayor, uno pasa de la melancolía a la depresión sin solución de continuidad, y
de ahí al asco más grande que siempre desemboca en la misantropía. Desde aquí
reivindico, somos una minoría silenciosa, un carril misántropos. Qué menos.
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