Ahora que se acerca ese día de la
Hispanidad que nos recuerda que hubo un tiempo en que España dominó el mundo,
para mayor gloria de su aristocracia, es cuando más dolorosa resulta contemplar
la herencia que nos supuso el descubrimiento de ese espacio. Perdido todo
aquello, nos queda un legado que bien podemos definir como venganza, tal vez
por aquellos atropellos cometidos contra los indígenas. Ahí están por
nuestras calles esas bandas latinas, siempre son una banda porque van siempre en
pelotón, que circulan con la música del móvil-celular lo llaman ellos-a toda
pastilla. Pero sin duda lo peor de esa
herencia es la estética, con sus gorras de béisbol vueltas del revés y unos
pantalones caídos de manera obscena. Y esos gestos con los dedos de las manos. Para rematar, la Gozadera. Lo dicho, su
venganza. Ay, Pilar qué día el tuyo.
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