martes, 6 de septiembre de 2016

Otoño


Siempre tuvo el final del verano un aire melancólico y una sensación de orfandad, pero con la primera juventud todo ese pequeño desastre quedaba mitigado por el inicio de la cuenta atrás para el verano siguiente. Superada una cierta edad y cuando el tiempo vuela con saña, ya no queda ese consuelo, quizá porque se tiene la certeza de que ya bastantes cosas no están por delante, otras ya están vistas y cada vez son más los imponderables a valorar de cara a un próximo estío. Llega el otoño, se va imponiendo un ocaso en el que no es fácil encontrar más acomodo que el de la nostalgia. Ley de vida, aseguran los más conformistas. Lo será, pero ley injusta, como tantas.

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